dijous, 21 de juliol del 2011

Siete principios para la introducción del yoga en la escuela


El éxito obtenido por nuestras prácticas, así como su reconocimiento, nos conduce a insistir en las reglas de buen uso que deben, en cualquier caso, estar en la base de las aplicaciones del yoga en el ámbito escolar. Es indispensable evitar la utilización salvaje y cuidar de que el entusiasmo por la innovación preserve su línea de equilibrio.
A continuación damos unos principios que es de suma importancia recordar:

         I.    Los profesores deberán formarse antes de pretender introducir el yoga en la escuela. Deberán haber obtenido un certificado expedido por un organismo competente en este ámbito concreto. Sería ideal que las Facultades de Formación del Profesorado (en sus cursos de capacitación didáctica en las diferentes especialidades) propusieran una formación de este tipo a los futuros enseñantes.

       II.    La relajación es previa a una atención de calidad. No debería durar más de 5 o 6 minutos.  Debería consistir esencialmente en una toma de conciencia sistemática del entorno, del cuerpo y de la respiración, es aconsejable limitar la utilización de imágenes interiores.

      III.    En los jóvenes en edad escolar, no se deben introducir ni la retención ni la modificación del ritmo respiratorio. La simple toma de conciencia de la respiración conlleva una regularización de las fases respiratorias y en consecuencia,  tranquilidad emocional.
  
     IV.    Los ejercicios de yoga postural y/o de desarrollo de la atención y de la concentración deben adaptarse al nivel de edad y de comprensión de los alumnos, lo que supone una gran agilidad de observación por parte de los enseñantes.


      V.    El RYE no atiende ni la espiritualidad ni la religión. Actúa para conducir a los protagonistas de la educación a comportamientos más correctos y más adecuados al objetivo final de la escuela, que es el de aprender mejor  en un ambiente agradable.

     VI.    Hacemos de la rehabilitación del silencio un elemento favorable a la relación interpersonal, a la calidad del aprendizaje y al conocimiento de uno mismo.

   VII.    Estamos abiertos a un yoga adaptado a las exigencias de la escuela, sin dejar por ello de dar para cada ejercicio propuesto la referencia a la tradición yóguica.


Estos son los principios que todas las asociaciones RYE y EURYE preconizan, los cuales están están fundamentados en la ciencia y la tradición. Estas recomendaciones nos parecen importantes para hacer que el uso del yoga sea aceptable por todos los implicados en el proceso educativo.

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